Nagore - El Documental de Helena Taberna
Fue muy emocionante, no se movió nadie de las butacas hasta que
terminaron los títulos de crédito. El público salió conmovido y las impresiones
son fantásticas en cuanto a cómo está contada la historia, el ritmo que tiene...
Sabía del riesgo que había de que se fuesen de la historia, pero ahí se quedaron
todos como un clavo. Asun, la madre de Nagore, ahí estuvo viéndola de nuevo,
para ellos siempre es duro... Al final nos dimos un gran abrazo, todo fue muy
bien. Y para mí es un honor haber estrenado en la Seminci y a concurso.
El estreno ha cobrado todavía más actualidad si cabe con la
noticia de la revisión del caso...
Sí, parece que tengo un
especial acierto a la hora de elegir temas con debate social. Ya me pasó en el
estreno de Yoyes, luego en Extranjeras con la cuestión de la inmigración, en La buena nueva con la
memoria histórica, la iglesia y la Guerra Civil, y ahora coincide con Nagore.
Y además en este caso la repercusión mediática
viene dada por una buena noticia, que da mucha esperanza. Parece que está
preparado por los hados... La decisión del Tribunal de readmitir el recurso nos
ha hecho a los padres de Nagore y a mí ir con mucha más alegría al estreno.
¿Qué supone esta película para los familiares de
Nagore? Para ellos la existencia de este documental supone un
refrendo a su acción. Han estado siempre pidiendo justicia para Nagore y que no
se olvide el caso. De hecho, el mayor objetivo de Asun Casasola es que no se
olvide y que el caso de su hija sirva para que otras muertes no se produzcan
así. Y eso es de una generosidad tan grande que a mí, como cineasta, desde el
momento en que estuve con ella antes de empezar el proyecto, ya me emocionó. El
hecho de que me abriese las puertas, de que confiase en mí... De entrada me dio
puerta abierta para cualquier cosa que quisiera hacer, una libertad total. Y con
esa libertad, yo se lo dije desde el principio: no voy a hacer una película para
que te guste a ti, Asun, ni a la familia, sino una película que cuente la
historia.
¿Y qué les parece el resultado? Están
contentos. Fueron los primeros en ver el documental, hicimos una proyección
privada en su casa, sabiendo que para ellos esta historia es un dolor permanente
y que no pueden verla como la verían otras personas ajenas al hecho, pero están
contentos con el resultado. Se han implicado
mucho... Sí, además de los testimonios de Asun, que son muy
importantes, destaca la presencia de Javier, el hermano de Nagore, quien
protagoniza una parte muy emotiva. Ha sido estupendo porque en el proyecto ha
participado todo el mundo, desde el fiscal hasta los abogados, hemos podido
rodar en el Palacio de Justicia... se han abierto las puertas.
¿Siente que ha hecho la película que quería hacer? Sí, la que quería y la que sentía que debía hacer. Yo hago cine pensando en los
espectadores, me gusta que mis películas lleguen al corazón, emocionen, y si
pueden hacer reflexionar, mejor. En este caso he pretendido construir una
historia dura, eso es inevitable, pero que sea vista con interés, que no
decaiga, aunque el caso sea conocido por muchos. Que abra preguntas y sobre todo
que permita acceder a todo el proceso desde el principio, desde la aparición del
cadáver esa noche trágica del 7 de julio hasta el final con la sentencia y la
frustración que generó en la sociedad. En toda la película están bailando en
paralelo dos líneas narrativas que se van reforzando la una a la otra, por una
parte la afectivo-familiar y por otra la policiaco-judicial. Quiero que el
espectador tenga a su disposición los datos, los argumentos de todas las partes
y las pruebas para que participe en la visión de Nagore. Es como expandir el
jurado popular, que fue de once personas; pues que ahora lo sean todas las que
vayan a ver la película, y que así el veredicto sea también popular. He hecho
esta película siempre pensando que los espectadores son seres que tienen
inteligencia y capacidad para determinar las cosas.
A cualquiera
nos puede tocar ser jurado popular... Claro, y no creo que
tengamos por ahora una formación adecuada, sobre todo para casos tan complejos
como el de Nagore. No vamos a negar que es un avance social que exista el jurado
popular, pero hay casos como éste en los que igual no es la fórmula más
adecuada. De alguna manera con el documental se puede hacer un ejercicio de
previsión, por si nos vemos en esa situación. Conocer todos esos aspectos desde
dentro ha sido para mí estimulante, y supongo que para los espectadores también
va a ser interesante conocer cómo funcionan los órganos judiciales, y sobre todo
el poder tan extraordinario que tiene el jurado popular, que yo personalmente
tengo que reconocer que desconocía. La imagen elegida para el
cartel del documental es impactante.. Claro, tengo un material
que no ha existido nunca, también es otra de las cosas que me estimuló en la
parte de cineasta. El tener acceso a todas las imágenes, por las nuevas
tecnologías, lo mismo que ha tenido la investigación acceso a las cámaras de
seguridad y a la reconstrucción de los hechos; el hecho de que el propio juez
determinase que se grababa y se entregaba a los medios... es una maravilla, y un
trabajo que ni te cuento. La de horas que ha habido que meter para depurar sólo
los cuatro temas que estaban en litigio...
Como realizadora, ¿hay
que tener una especial delicadeza a la hora de tratar temas que, como éste, han
llegado tanto al debate social? Hombre, yo creo que eso se tiene
o no se tiene. Pero sí que la primera autocensura, muy buena, es no haber hecho
ficción ahora, era demasiado pronto. La elección del género, el haber hecho una
película documental, ya le propone al cineasta directamente un menor peligro de
irse por los territorios más morbosos. Por eso elegí este género. Y luego
supongo que una se va construyendo como cineasta y tiene más sensibilidad
conforme va pasando el tiempo... Pero eso lo tendrá que decir el público, si
realmente he conseguido lo que pretendía, mostrar esa historia para que el
debate se amplíe a toda la sociedad en profundidad.
¿De alguna
manera quiere dar una visión más justa, haciendo lo que los medios de
comunicación no pueden por el ritmo al que trabajan? Exacto, yo
creo que es bueno que se tenga hora y media para pensar a fondo en el caso Nagore, y en general en un tema tan terrible como es
la violencia de género. Si es algo que tiene que permanecer como memoria, eso ya
al cineasta le obliga a poner ese material en orden, a hacer una selección, a
rodar las partes que más van a ayudar a completar la historia. Es bueno tener
tiempo para plantearse por qué pueden pasar casos tan escandalosos como éste,
porque son dos jóvenes de entornos universitarios, o sea que no hay familias
desestructuradas... Hay que estar en un estado de alerta y reforzar mucho todos
los códigos educativos y culturales para evitar que se produzcan estos casos.
Todavía existen estereotipos muy peligrosos, como que a las chicas jóvenes el
hecho de que su novio sea celoso les parezca una muestra de amor mayor.
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