Hipertension Arterial - El Asesino Silencioso
Se trata de una
enfermedad crónica que la mayoría de las veces no presenta síntomas aparentes.
Sin embargo, puede provocar desde un infarto hasta un derrame cerebral o
ceguera. Podemos sentirnos muy bien y no saber que padecemos de hipertensión
arterial (HTA). En el 90% de los casos la causa es desconocida y se le llama “HTA esencial”.
En el porcentaje
restante existe una causa directa y entonces se le denomina "HTA”Secundaria. La
presión sanguínea es la fuerza intrínseca que provoca que la sangre circule y
llegue a todos los órganos de nuestro cuerpo para nutrirlos y oxigenarlos.
Cuando se mide esta fuerza se hace a través de milímetros de mercurio (mm/Hg) y
generalmente se dan dos cifras: v.g. 120/80. La primera cifra se refiere a la presión sistólica y es la que
reciben las arterias cuando el corazón se contrae y expulsa la sangre.
La
segunda, es la presión dentro de las
arterias cuando el corazón se dilata y está en “reposo”. La HTA
puede afectar a cualquier persona aunque existen factores que aumentan el
riesgo, principalmente la herencia familiar, ser un hombre mayor de 40 años o
una mujer de más de 50, aunque cualquier adulto mayor de 18 años puede estar en
riesgo. Y por supuesto “los villanos de siempre”: vida sedentaria, estrés,
tabaquismo, alcohol en exceso, consumo excesivo de sal y el sobrepeso.
Nuestro
corazón, cerebro y riñones son unos valientes, ya que son capaces de soportar un
aumento de presión por mucho tiempo sin manifestar molestias o síntomas. Por eso
es tan importante que cada vez que visitemos al médico, cualquiera que sea su
especialidad o el motivo de la consulta, nos mida la presión arterial. En caso
de presentar síntomas, los más característicos son: dolor torácico, confusión,
zumbidos, latidos cardiacos irregulares, hemorragia nasal, cansancio o cambios
en la visión. Y podrían ser signos de una presión arterial peligrosamente alta.
Diagnosticada a tiempo en la mayoría de los casos puede ser controlada con
medicamentos y cambios en el estilo de vida. Siempre deberá un ser un
especialista quien dé el tratamiento y haga un seguimiento del mismo, ya que las
dosis y frecuencias serán a la carta y de acuerdo con la respuesta del paciente.
Las enfermedades cardiovasculares son una fuerte carga social y económica dada
su morbilidad, mortalidad y demanda de asistencia sanitaria.
Tan sólo en España
causan alrededor de 40,000 muertes al año. El gobierno, la sanidad y las “mal
queridas” farmacéuticas pueden hacer o no hacer lo necesario y eticamente
correcto, sin embargo, los principales responsables de nuestra salud somos
nosotros mismos. O ¿alguien tiene una opinión diferente?
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