miércoles, 21 de noviembre de 2018

Huarte Araquil

Huarte Araquil

En Agosto de 1797 el obispo visitador reseña las ermitas de Santa Lucía, San Juan Bautista, San Julián, San Bartolomé, Santa Bárbara, San Andrés, Nuestra Señora de la Concepción, San Vicente y San Donato. Mandó hacer una nueva y demoler todas, salvo San Donato, Santa Lucía, San Vicente y San Bartolomé. Hoy no existen, como tampoco otras que figuran en algunas relaciones, como Santa Cruz, San Martín, Santa Engracia. Pero hay una adosada al cementerio, con espadaña y campana.
San Bartolomé y San Vicente están hacia Andía. Sobre esta sierra, en lo alto del Beriain,

San Donato es la ermita a mayor altura de Navarra (1494 m.). Restaurada en 1906, en el 52 presentaba aspecto ruinoso e incluso las imágenes estaban mutiladas. El pueblo había dejado de acudir, aunque no Arbizu y Ergoyena. Reconstruida, se inauguró el 14 de Septiembre de 1958. Después no siempre ha recibido atención por parte de quienes la deben de considerar merendero serrano.
Santa Lucía está en el camino de subida a San Miguel.

Santa María de Zamarce, a diez minutos del pueblo, a la izquierda del Araquil, no es conocida desde tiempo de Sancho el Mayor, cuando al trazar los límites del obispado de Pamplona y sus pertenencias fija <<todo el valle de Araquil con el monasterio que se llama Santa María de Zamarce y su iglesia de San Miguel de Excelsis y todo lo que le pertenece>>. Tenía en ese siglo abad y canónigos, dependientes de la mitra iruñense. A fines del siglo XII se truecan los papeles de Zamarce y San Miguel, y éste deja de ser un simple anejo, aunque Zamarce sigue siendo el centro de la organización religiosa. También lo oscureció la fundación de la chantria catedralicia. Zamarce perdió la vida monástica y sus bienes pasaron a esa dignidad del cabido iruñense. Aún así, no perdió su jurisdicción propia hasta la puebla nueva de Huarte Araquil. Entonces Zamarce quedó en casa de verano desde donde se administraba San Miguel y los chantres arrendaban la hacienda. En 1480 el término pasa a la villa de Huarte-Araquil por acuerdo entre ésta y el chantre Juan de Roncesvalles, que solo se reservó la iglesia, el cementerio, la casa y el huerto. En 1546 los criados del señor de Zamarce, el chantre Martín Cruzat, se apoderaron, mientras la gente estaba en vísperas de Santa Lucía, de varias cabezas de ganado y de la cabrería. Los huartarras fueron a Zamarce armados e insultaron, amenazaron y apedrearon la puerta. Devuelto el ganado, alguno vecinos sufrieron multas de 100 ducados, mas de lo que valía el ganado en cuestión. En 1628 sabemos que la casa necesitaba obras desde las caballerizas al tejado, cuyo presupuesto era 7.167 reales. Se incendió en 1731. La cofradía existente en Zamarce no se extinguió con la anexión a Huarte-Araquil. El bello templo románico, no muy bien atendido, apenas alberga un cristo sin valor.
San Miguel de Excelsis aparece en la historia como hemos visto. No conocemos la fecha de su consagración, que se sitúa entre 1074 y 1141. Consta de tres naves de cuatro tramos, con ábsides semicirculares  bóveda de medio cañón, más nártex. Alberga un pequeño templo interior, de planta rectangular y cubierta a dos aguas, del XII. El aparejo exterior de la base des ábside muestra restos carolingios, del siglo IX. La cofradía histórica se ha revitalizado en los últimos tiempos y cuenta mas de seiscientos hermanos. Al margen de la historia, la presencia del ángel -cuya silueta no es exclusiva  de Aralar- viene explicada por la leyenda tardía de Teodosio de Goñi, que amalgama ingredientes de muy diversa índole. A su vez San Miguel es epicentro de varias leyendas y consejas.
Junto a San Miguel de Excelsis encontramos otra ermita, la de la Santísima Trinidad.



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