miércoles, 16 de mayo de 2018

Garde

GARDE

Un documento del siglo XVII se refiere a la <<ermita de Caparroña>>, de la que no consta con claridad si pertenecía a Garde o a Roncal. En 1658 el beneficiado Domingo López deja una manda testamentaria de 14 ducados para  la parroquia y las cuatro ermitas: 4 para Zuberoa, 2 a San Juan, 1 a Santa Lucía y 1 a San Cristóbal. En 1796 Igual de Soria mandó reconocer y restaurar las tres últimas, que hoy no existen.


Zuberoa está en la ladera del Calveira, a una hora del pueblo. La Virgen se apareció en 1569 a un boyero. La tradición dice que la imagen huyó del pueblo de Zuberoa, en el valle bearnés de Aspe, ante la acción hugonote. En Aspe no existe tal pueblo y, como puntualizó Dubarat -aunque el argumento no sea concluyente- el pais de Zuberoa no padeció la persecución hugonote, que si castigó el Béarn.
Zuberoa fue una de las sesenta ermitas autorizadas en 1585 a tener ermitaño, pero el primero que conocemos es Domingo López, en 1629.
En 1672 jurados y concejo de Garde pidieron licencia para reconstruir Zuberoa, a punto de caerse <<por la antigüedad>> del edificio. El peritaje dictaminó la necesidad de hacer nueva ermita, cuya subasta se adjudicó a Joseph Fernández, arquitecto de Uncastillo, que también hizo el retablo principal y el rafe, por los que la cofradía en 1702 de pagó 2.756 reales. Este retablo se doró después y fue necesario empeñar con Roncesvalles alguna plata de la basílica. Entre 1701-1704 se hizo la casa pegante a la ermita, pues la existente <<que es de corta duración>> amenazaba ruina. En 1724 se rehizo la bóveda del templo, por lo que Pedro Domecus, arquitecto francés, cobró 781 reales. En 1729 Joseph de la Ripa, organero de Lerín, instala en Zuberoa el órgano de la parroquia, para lo cual el estaba construyendo uno nuevo. El instrumento costó 260 reales y la instalación, 800. En Agosto de 1796, cuando Igual de Soria visitó Garde, mandó hacer para la ermita tres casullas, morada, verde y blanca, dorar uno de los cálices y renovar un cuadro en el lado de la Epístola. A la cofradía, cuyas cuentas revisó, se le adeudaban 4.754 reales y 5 maravedíes, mas 3.240 reales de réditos en Ansó.

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