domingo, 8 de abril de 2018

Estenoz

ESTENOZ

San Miguel. Adosada al cementerio. En 1860, Catalina de Salinas, doncella, de unos cuarenta años, vecina del pueblo, solicitó ser serora de la ermita, propiedad de la Cofradía de San Miguel, tener allí su habitación, cuidarla y administrarla. Los vecinos la presentaron para el nombramiento. El fiscal se opuso, porque la pretendiente era mujer, el lugar despoblado y nunca había habido serora ni ermitaño y sería mucha novedad. El vicario general, no obstante tal dictamen, aprobó el nombramiento.


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