16 DE DICIEMBRE, EFEMÉRIDES
NAVARRAS.
*1722.
El origen de las “aduanas” en la península puede remontarse a la época romana, y perduraron durante el período visigodo, aunque la verdadera organización aduanera empezó con la dominación musulmana, de donde pasó a los núcleos cristianos. En la época medieval se multiplicaron, junto a las aduanas fronterizas, los puestos interiores. En ellas se pagaban diferentes impuestos, entre otros los del peaje, que gravaban el tránsito hacia el interior de personas y mercancías por determinados lugares del reino; y las lezdas*, que abonaban las mercancías por su entrada en una población para su venta en el mercado local. Desde la conquista y anexión de Navarra a Castilla y la separación de la Baja Navarra las reformas aduaneras se hicieron más difíciles porque había que conciliar los intereses de ambas monarquías. Los navarros favorecían la importación de productos franceses, a cambio de proteger la exportación de sus lanas, hierro y de otros productos menores y para obstaculizar la exportación de productos como el trigo y la importación de otros como el vino desde otros reinos hispanos. Al régimen aduanero castellano, por su volumen y mayores aranceles, le interesaba proteger su mercado y ganar el navarro, al tiempo que trataba de impedir que los contrabandistas actuaran con impunidad en Navarra. Los respectivos fueros también entraban en conflicto, ya que en Castilla permitían al rey imponer con relativa libertad los impuestos, mientras que en Navarra debían ser acordados por las Cortes.
Durante los siglos XVI y XVII la corona trató de modificar determinados aranceles aun a costa de mantener contrafueros. Durante la privanza del conde duque de Olivares se aconsejó a Felipe IV (VI de Navarra) la supresión de las aduanas del Ebro (acuñación historiográfica que designa todas las tablas que jalonaban las fronteras de Navarra con Aragón, Castilla y Vascongadas, estuvieran o no sobre aquel río). La medida no se adoptó, pero años más tarde (1667-1697) las guerras contra Francia, durante el reinado de Carlos II (V de Navarra) permitieron la prohibición de cualquier intercambio con el país vecino. Tras la entronización de Felipe de Borbón (V de Castilla y VII de Navarra), las Cortes de Pamplona de 1701, que habían apoyado su causa en la guerra de Sucesión, trataron de volver a la situación anterior, alegando que si se permitía a Aragón el comercio con Francia también debía autorizarse a Navarra, lo cual no fue permitido. El 31 de agosto se decretó la desaparición de todas las aduanas interiores de los territorios peninsulares aunque no fue aplicada hasta el 20 de abril de 1718, fecha en que los derechos fueron a parar a la real Hacienda. Se estableció una aduana en Pamplona con la función de registro general (“rediezmo”) cuyo administrador general controlaba todos los despachos. El 16 de diciembre de 1722 el rey atendió las peticiones de las Cortes y restituyó las aduanas navarras y vascongadas, pero el pleito se mantuvo en años sucesivos. En 1778, la promulgación de la libertad de comercio de todos los territorios de España con América dio a la corona el instrumento legal para acabar con la situación. Carlos III (VI de Navarra) excluyó de los beneficios a navarros y vascongados en tanto no aceptasen la supresión de las aduanas interiores.
El origen de las “aduanas” en la península puede remontarse a la época romana, y perduraron durante el período visigodo, aunque la verdadera organización aduanera empezó con la dominación musulmana, de donde pasó a los núcleos cristianos. En la época medieval se multiplicaron, junto a las aduanas fronterizas, los puestos interiores. En ellas se pagaban diferentes impuestos, entre otros los del peaje, que gravaban el tránsito hacia el interior de personas y mercancías por determinados lugares del reino; y las lezdas*, que abonaban las mercancías por su entrada en una población para su venta en el mercado local. Desde la conquista y anexión de Navarra a Castilla y la separación de la Baja Navarra las reformas aduaneras se hicieron más difíciles porque había que conciliar los intereses de ambas monarquías. Los navarros favorecían la importación de productos franceses, a cambio de proteger la exportación de sus lanas, hierro y de otros productos menores y para obstaculizar la exportación de productos como el trigo y la importación de otros como el vino desde otros reinos hispanos. Al régimen aduanero castellano, por su volumen y mayores aranceles, le interesaba proteger su mercado y ganar el navarro, al tiempo que trataba de impedir que los contrabandistas actuaran con impunidad en Navarra. Los respectivos fueros también entraban en conflicto, ya que en Castilla permitían al rey imponer con relativa libertad los impuestos, mientras que en Navarra debían ser acordados por las Cortes.
Durante los siglos XVI y XVII la corona trató de modificar determinados aranceles aun a costa de mantener contrafueros. Durante la privanza del conde duque de Olivares se aconsejó a Felipe IV (VI de Navarra) la supresión de las aduanas del Ebro (acuñación historiográfica que designa todas las tablas que jalonaban las fronteras de Navarra con Aragón, Castilla y Vascongadas, estuvieran o no sobre aquel río). La medida no se adoptó, pero años más tarde (1667-1697) las guerras contra Francia, durante el reinado de Carlos II (V de Navarra) permitieron la prohibición de cualquier intercambio con el país vecino. Tras la entronización de Felipe de Borbón (V de Castilla y VII de Navarra), las Cortes de Pamplona de 1701, que habían apoyado su causa en la guerra de Sucesión, trataron de volver a la situación anterior, alegando que si se permitía a Aragón el comercio con Francia también debía autorizarse a Navarra, lo cual no fue permitido. El 31 de agosto se decretó la desaparición de todas las aduanas interiores de los territorios peninsulares aunque no fue aplicada hasta el 20 de abril de 1718, fecha en que los derechos fueron a parar a la real Hacienda. Se estableció una aduana en Pamplona con la función de registro general (“rediezmo”) cuyo administrador general controlaba todos los despachos. El 16 de diciembre de 1722 el rey atendió las peticiones de las Cortes y restituyó las aduanas navarras y vascongadas, pero el pleito se mantuvo en años sucesivos. En 1778, la promulgación de la libertad de comercio de todos los territorios de España con América dio a la corona el instrumento legal para acabar con la situación. Carlos III (VI de Navarra) excluyó de los beneficios a navarros y vascongados en tanto no aceptasen la supresión de las aduanas interiores.
*1906.
El articulista y poeta Fermín Mugueta, nació en Arre el 16 de diciembre de 1906. Comenzó muy joven sus colaboraciones en la prensa local y fue un artículo en Diario de Navarra, "Hacia casa", el que le mereció el premio “Luca de Tena” (1932). Ha sido el único navarro poseedor de este galardón. Publicó también la biografía del carmelita P. Carmelo de Jesús Crucificado (1960) y mantuvo sus colaboraciones prosísticas y poéticas hasta los últimos años. “La Verdad” dio a la luz muchas de estas últimas producciones. Se distinguió por su prosa sencilla y sensible y la frecuencia con que trataba temas cotidianos y hogareños; siempre mantuvo una línea de pensamiento religioso. Falleció en Huarte un 13 de mayo de 1985.
El articulista y poeta Fermín Mugueta, nació en Arre el 16 de diciembre de 1906. Comenzó muy joven sus colaboraciones en la prensa local y fue un artículo en Diario de Navarra, "Hacia casa", el que le mereció el premio “Luca de Tena” (1932). Ha sido el único navarro poseedor de este galardón. Publicó también la biografía del carmelita P. Carmelo de Jesús Crucificado (1960) y mantuvo sus colaboraciones prosísticas y poéticas hasta los últimos años. “La Verdad” dio a la luz muchas de estas últimas producciones. Se distinguió por su prosa sencilla y sensible y la frecuencia con que trataba temas cotidianos y hogareños; siempre mantuvo una línea de pensamiento religioso. Falleció en Huarte un 13 de mayo de 1985.
*1911.
“Changoa o Txangoa”, es un antiguo monte del Estado, técnica y administrativamente gestionado por la Diputación Foral desde el 20 de diciembre de 1974. La titularidad jurídica le fue transmitida el 27 de febrerp de 1987. Limita al N con Valcarlos, al E con Francia, al S con el término y monte de Aézcoa y al O con Roncesvalles. Fue monte comunal del valle de Erro (así figura en el Catálogo de Montes de Utilización Pública), que lo disfrutaba en régimen de facería con Valcarlos desde la Sentencia Arbitral de 7 de septiembre de 1665; el término facero se llamaba Changoa-Ichasacue. El 16 de diciembre de 1911 Erro y Valcarlos acordaron resolver las desavenencias suscitadas acerca del aprovechamiento de los productos de dicho término del siguiente modo:
Las cuatro quintas partes de su extensión quedarían en propiedad del valle de Erro y la quinta parte restante de Valcarlos, y el ayuntamiento no se opondría a que por su término pasara el ganado francés que arrendara los pastos del resto de Changoa.
Ambas comunidades, Erro y Valcarlos, renunciaban a los derechos de aprovechamiento que tuvieran en el terreno que tocó al otro.
Valcarlos en colectividad y sus vecinos en particular tendrían derecho preferente de arrendar los pastos de las cuatro quintas partes adjudicadas al valle de Erro.
Posteriormente, en 1920, Erro solicitó del Estado permutar su parte de Changoa -separada del término del valle- por una porción contigua y equivalente del monte Quinto Real. La permuta se aprobó el 23 de octubre de 1923; el Estado cedió en plena propiedad88 Ha
de Quinto Real al valle de Erro y esta a aquel 327,18 Ha del monte
Changoa. El Patrimonio Forestal del Estado, una vez redimidas las servidumbres
y especialmente la de pastoreo, emprendió una importante obra de conservación y
repoblación con haya y abeto.
“Changoa o Txangoa”, es un antiguo monte del Estado, técnica y administrativamente gestionado por la Diputación Foral desde el 20 de diciembre de 1974. La titularidad jurídica le fue transmitida el 27 de febrerp de 1987. Limita al N con Valcarlos, al E con Francia, al S con el término y monte de Aézcoa y al O con Roncesvalles. Fue monte comunal del valle de Erro (así figura en el Catálogo de Montes de Utilización Pública), que lo disfrutaba en régimen de facería con Valcarlos desde la Sentencia Arbitral de 7 de septiembre de 1665; el término facero se llamaba Changoa-Ichasacue. El 16 de diciembre de 1911 Erro y Valcarlos acordaron resolver las desavenencias suscitadas acerca del aprovechamiento de los productos de dicho término del siguiente modo:
Las cuatro quintas partes de su extensión quedarían en propiedad del valle de Erro y la quinta parte restante de Valcarlos, y el ayuntamiento no se opondría a que por su término pasara el ganado francés que arrendara los pastos del resto de Changoa.
Ambas comunidades, Erro y Valcarlos, renunciaban a los derechos de aprovechamiento que tuvieran en el terreno que tocó al otro.
Valcarlos en colectividad y sus vecinos en particular tendrían derecho preferente de arrendar los pastos de las cuatro quintas partes adjudicadas al valle de Erro.
Posteriormente, en 1920, Erro solicitó del Estado permutar su parte de Changoa -separada del término del valle- por una porción contigua y equivalente del monte Quinto Real. La permuta se aprobó el 23 de octubre de 1923; el Estado cedió en plena propiedad
*1917.
El periodista, escritor, profesor y abogado, Domingo Medrano Alba, nació en el pueblo de la Burunda, Villanueva de Araquil un 16 de diciembre de 1917.
Alumno aventajado de Agustín García Bordel en su pueblo, completó el bachillerato en el colegio de los PP Jesuitas de Curía (Portugal). Fue cofundador del periódico “Arriba España” (1936), taquígrafo y redactor del mismo. Posteriormente se licenció en Derecho por la Universidad de Valladolid. Su vocación por el periodismo hizo que, por incompatibilidad, lo prefiriera a otros cargos, como el de delegado del INP. En 1944 inició su andadura como director de prensa. Primero estuvo en la Agencia Dux, fundada por la Prensa del Movimiento en Irún. Dirigió “Baleares” en Palma de Mallorca, “La Mañana” de Lérida (1947-1953) y “Diario Español” de Tarragona (1953-1972).
Su carácter vehemente, abierto y decidido, le animó a intervenir en una cuestión lírico-política entre los periodistas Emilio Romero y Jaime Capmany, y su soneto mediador se hizo bocadillo entre los de los “contendientes”. Ello le supuso dejar “Diario Español” y ser trasladado a Madrid como director adscrito a la Delegación Nacional de Prensa del Movimiento (1972). Fue elegido secretario técnico de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento.
Publicó tres novelas: Ibiza, paraíso del Mediterráneo; Este muerto es un pelmazo, Su Excelencia el Presidente. En folletón publicó Cobayo, así como el cuento Memorias del Barón de Torretorta. Dejó inéditas las novelas: El hijo de Satanás y Santa Puta del Molino, (ésta última inconclusa, debido a su inesperada muerte; ambientada en los parajes de su Barranca natal). También quedaron inéditos los relatos y cuentos Estación de Coimbra, Patria Chica (Premio Ciudad de Burgos), Duende Nuez, María del Claustro), De Manolete a Chamaco.
Conferenciante; publicó ensayos de matiz político, religioso, educativo y tecnológico, así como textos de formación profesional de artes gráficas, dado que fue profesor en el Instituto y en la Universidad Laboral de Tarragona. Aficionado a la pintura desde niño, la cultivó en sus últimos años. Sus poesías, como sus narraciones y artículos están desperdigadas por toda la prensa española. Esta vena poética quizás la heredó de su padre Calixto, labrador y poeta vasco, de quien el Padre Zavala encontró poesías y textos literarios en vascuence en Tolosa y San Sebastián.
Falleció en Madrid el 14 de abril de 1980.
El periodista, escritor, profesor y abogado, Domingo Medrano Alba, nació en el pueblo de la Burunda, Villanueva de Araquil un 16 de diciembre de 1917.
Alumno aventajado de Agustín García Bordel en su pueblo, completó el bachillerato en el colegio de los PP Jesuitas de Curía (Portugal). Fue cofundador del periódico “Arriba España” (1936), taquígrafo y redactor del mismo. Posteriormente se licenció en Derecho por la Universidad de Valladolid. Su vocación por el periodismo hizo que, por incompatibilidad, lo prefiriera a otros cargos, como el de delegado del INP. En 1944 inició su andadura como director de prensa. Primero estuvo en la Agencia Dux, fundada por la Prensa del Movimiento en Irún. Dirigió “Baleares” en Palma de Mallorca, “La Mañana” de Lérida (1947-1953) y “Diario Español” de Tarragona (1953-1972).
Su carácter vehemente, abierto y decidido, le animó a intervenir en una cuestión lírico-política entre los periodistas Emilio Romero y Jaime Capmany, y su soneto mediador se hizo bocadillo entre los de los “contendientes”. Ello le supuso dejar “Diario Español” y ser trasladado a Madrid como director adscrito a la Delegación Nacional de Prensa del Movimiento (1972). Fue elegido secretario técnico de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento.
Publicó tres novelas: Ibiza, paraíso del Mediterráneo; Este muerto es un pelmazo, Su Excelencia el Presidente. En folletón publicó Cobayo, así como el cuento Memorias del Barón de Torretorta. Dejó inéditas las novelas: El hijo de Satanás y Santa Puta del Molino, (ésta última inconclusa, debido a su inesperada muerte; ambientada en los parajes de su Barranca natal). También quedaron inéditos los relatos y cuentos Estación de Coimbra, Patria Chica (Premio Ciudad de Burgos), Duende Nuez, María del Claustro), De Manolete a Chamaco.
Conferenciante; publicó ensayos de matiz político, religioso, educativo y tecnológico, así como textos de formación profesional de artes gráficas, dado que fue profesor en el Instituto y en la Universidad Laboral de Tarragona. Aficionado a la pintura desde niño, la cultivó en sus últimos años. Sus poesías, como sus narraciones y artículos están desperdigadas por toda la prensa española. Esta vena poética quizás la heredó de su padre Calixto, labrador y poeta vasco, de quien el Padre Zavala encontró poesías y textos literarios en vascuence en Tolosa y San Sebastián.
Falleció en Madrid el 14 de abril de 1980.
-Foto. Monte Changoa.
Fuente: I Love Navarra
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