Sancho III EL Grande
Sancho
Garcés III (c. 992/961-18 de octubre de 1035),
apodado el Mayor o el Grande, fue rey de Pamplona desde el
año 1004 hasta su muerte. Su reinado es considerado la etapa de mayor
hegemonía del reino de Pamplona sobre el ámbito hispano-cristiano en toda su
historia. Dominó por matrimonio
en Castilla, Álava y Monzón (1028-1035), que aumentó
con el condado de Cea (1030-1035). Añadió a sus dominios los
territorios de Sobrarbe y Ribagorza desde 1015 y 1018,
respectivamente. Su intervención en el corazón del reino de León en
1034-35 ha
sido objeto de interpretaciones opuestas: desde una guerra relámpago a una
colaboración más o menos voluntaria con Bermudo III (ya que la
documentación no menciona luchas entre leoneses y navarros).
Designado en una carta
como Rex Ibericus por el Abad Oliva y Sancio rege
Navarriae Hispaniarum por el cronista galo Rodolfus Glaber, autores
como Germán de Iruña sostuvieron en 1935 la discutida interpretación de que
en 1034, tras la toma de León, se hizo proclamar Imperator totius
Hispaniae, sobre la base de una moneda con la inscripción «Imperator» acuñada
en Nájera y atribuida a este monarca.2 Dicha moneda actualmente está
considerada posterior a Sancho el Mayor y las afirmaciones que sostenían que se
intituló Imperator carecen de fundamento.
Reinado
Sus padres fueron García
Sánchez II el Temblón y la reina Jimena Fernández, hija
de Fernando Bermúdez, conde de Cea y la condesa Elvira Díaz de
la casa de Saldaña. La estrecha relación entre los reyes pamploneses,
León y Castilla hizo que, de sus cuatro abuelos, uno fuese vascón y el resto,
leoneses o castellanos. Según la documentación de la que se dispone, Sancho
debió de nacer entre el 992 y el 996. Pasó la infancia en la época de las
últimas campañas de Almanzor, en torno al año 1000, al que su padre se
enfrentó continuamente, aliado al conde de Castilla. Sus principales
influencias en esta época y en los primeros tiempos de su reinado fueron su
madre Jimena, leonesa, y su abuela paterna Urraca, hija del conde
castellano Fernán González.
Cuando desapareció su padre
alrededor del año 1000, se produjo un interregno que dominó un primo de su
padre, Sancho Ramírez. Sancho Garcés ascendió al trono entre el 3 de noviembre
de 1004 y el 1 de marzo de 1005, aunque quizá fue proclamado rey antes, a la
muerte de su padre. Por entonces no contaba más de doce años —entre nueve y
trece, muy probablemente más estos que aquellos—. Heredó el reino de Pamplona
con el condado de Aragón bajo la tutoría de un consejo de regencia
integrado por los obispos, su madre y su abuela Urraca Fernández. El
reino lo formaban por entonces tres regiones bien diferenciadas: los
territorios del antiguo reino en torno a Pamplona, ampliados
hacia Guipúzcoa, Aragón y las tierras riojanas. La extensión del
reino apenas había cambiado desde la muerte de Sancho Garcés I en el
925. No obstante, esta situación cambiaría con el nuevo rey, puesto que tras la
muerte de Almanzor en 1002 el Estado califal cordobés se hallaba en una
profunda crisis interna que concluiría con su abolición en 1031. Los reinos
cristianos aprovecharían la nueva situación de debilidad de los andalusíes para
revertir el estado de sumisión y permanente temor ante Córdoba que en el caso
pamplonés se había prolongado durante varios reinados sucesivos. Las tornas
habían cambiado.
Sancho III tenía su
residencia en Nájera, que desplazó a Pamplona como corte y capital del
reino, y se le considera el primer rey europeísta, ya que extendió sus
relaciones más allá de los Pirineos con el ducado de
Gascuña y aceptó las nuevas corrientes políticas, religiosas e
intelectuales de Europa. En el 1010, realizó la primera visita de un monarca
peninsular al norte de los Pirineos desde la invasión musulmana del 711; acudió
a Saintonge, donde se reunió con el rey de Francia y varios señores
francos. Fue el primer rey navarro en establecer relaciones con el Papado
romano, que mantuvieron y estrecharon sus sucesores, poniendo fin a los tres
siglos de aislamiento eclesiástico de la península —salvo la Marca
Hispánica— Favoreció la extensión por sus territorios de la reforma
cluniacense.Estableció una amistosa relación epistolar con el abad de Cluny, Odilón.
La difusión del sistema cluniacense por los territorios de Sancho se realizó
mediante la formación de algunos monjes, probablemente aragoneses, en él; lo
aprendieron residiendo en Cluny durante cierto tiempo, antes de regresar a sus
monasterios.
Su reinado coincidió con la
crisis del califato de Córdoba, iniciada a la muerte
de Almanzor y terminada con el principio de los reinos de
Taifas. Durante la minoría de edad del rey, Pamplona solo fue objeto de una de
las campañas de los hijos de Almanzor, la que Abd al-Málik
al-Muzáffar emprendió contra Sobrarbe y el Condado de
Ribagorza —territorios periféricos— en el 1006, donde dejó algunas
guarniciones. Durante el corto periodo en que dominó el califato su hermano y
sucesor, Abderramán Sanchuelo, primo carnal de Sancho, el reino no fue
atacado. El hundimiento del califato y el desencadenamiento de la guerra
civil en al-Ándalus eliminaron la amenaza casi continua que había supuesto
aquel, y permitieron el afianzamiento de la regencia pamplonesa. El peligro
musulmán desapareció durante varias décadas.
Pretendió la unificación de
los Estados cristianos, bien por vínculos de vasallaje, bien
bajo su propio mando.
Modificó el trazado
del Camino de Santiago, que por entonces atravesaba Álava y
evitaba por seguridad las tierras riojanas, sometidas hasta entonces a las
incursiones musulmanas.
En vez de llegar de Pamplona
a Burgos por Irurzun, Huarte Araquil, Salvatierra, Miranda
de Ebro, Pancorbo, Briviesca y Quintanapalla, Sancho hizo
que los peregrinos siguiesen una ruta algo más recta y corta, por Puente
la Reina, Estella, Logroño, Nájera, Santo Domingo de la
Calzada y Villafranca Montes de Oca.
Condado de Castilla
Los cambios en la frontera
pamplonesa-leonesa entre el 1016 y el 1065. Se aprecia el avance por el
territorio castellano en tiempos de Sancho y el retroceso parcial posterior,
cuando su hijo Fernando se hizo con la corona leonesa.
Inició un período de
relaciones cordiales con el condado de Castilla, facilitadas por su
matrimonio con Muniadona, la hija primogénita del conde castellano Sancho
García. De este matrimonio, que se había celebrado ya para el 1011 cuando el
rey era ya mayor de edad, acieron García Sánchez III de Pamplona,
quien sucedió a su padre, Fernando (conde de Castilla), Gonzalo
(régulo de Sobrarbe y Ribagorza) y Jimena, reina de León al
casarse con Bermudo III. La boda le hizo pariente de las familias de
los condados más poderosos del reino de León, los de Castilla, Saldaña y Carrión.
Antes de su casamiento con Muniadona, Sancho había tenido un hijo natural,
Ramiro, que fue aceptado en la familia y al que se otorgó un título real, el
de regulus. El suegro del joven Sancho, Sancho García de Castilla, estaba
entonces en el apogeo de su carrera militar: el 8 de noviembre de 1009, había
entrado en Córdoba junto con huestes bereberes para poner en el trono
cordobés a uno de los pretendientes omeyas, al que mantuvo bajo su protección.
Siguiendo los pasos de su
suegro, que había aprovechado con habilidad la honda crisis en al-Ándalus para
recuperar los territorios conquistados por Almanzor y su hijo a los castellanos
durante sus frecuentes campañas, Sancho obtuvo la devolución de algunas
fortalezas y territorios de los cordobeses, en el 1011-1012. La relación entre
el conde castellano y el rey pamplonés fue cordial; Sancho García le sirvió a
este de modelo político hasta que falleció en el 1017.
En el año 1016 los enviados
de Sancho III el Mayor y de Sancho García, conde de Castilla, Fortún
Ochoa de los Cameros y Nuño Álvarez de la Bureba respectivamente,
establecieron mediante acuerdo los límites entre el reino de Navarra y el
condado de Castilla en el tramo riojano-soriano, frontera que arrancaba en
el monte San Lorenzo y concluía en Garray y el Duero.
Concluyeron a favor del reino
navarro las disputas sobre el control de la zona riojana de San Millán de
la Cogolla, donde Castilla tenía gran influencia desde los tiempos de Fernán
González, como se puede comprobar en la documentación de San Millán. Durante un
siglo, la frontera permaneció en paz y sin cambios.
Asimismo Sancho III
apoyó el matrimonio entre García Sánchez, hijo y heredero del conde de Castilla,
y Sancha de León. Cuando García acudió a León para desposarse en 1029, fue
asesinado.
Por su matrimonio con Muniadona
de Castilla (hermana del difunto), correspondió a Sancho III regir
los destinos de los condados de Castilla, Monzón y Álava, si bien
se designó conde de Castilla a su hijo Fernando —quizá el
segundogénito—, quizá para disipar toda sospecha de que desease hacerse con el
título condal. Los nobles castellanos, a cambio de reconocer la autoridad de
Sancho por su matrimonio con Muniadona, insistieron en mantener su identidad y
en tener un señor que no fuese a heredar la corona navarra, condiciones que
Sancho aceptó. Aunque nunca fue conde de Castilla, pasó de hecho a gobernar su
territorio. Ya en vida de García, sin embargo, se había apoderado de hecho de
parte del condado (Álava, La Rioja y La Bureba). El asesinato del conde le
permitió, empero, apoderarse de hecho de todo el territorio alegando para ello
los derechos de sus esposa. En la práctica fue él y no Fernando, quien rigió el
condado hasta el 1035, año en que falleció. Aparece como señor del territorio
ya en el año 1029, en el que se cree que murió García Sánchez. El paso del condado
de Castilla del reino leonés al pamplonés originó el enfrentamiento entre los
dos reinos.
Casi de inmediato y
utilizando las antiguas reclamaciones castellanas al dominio de la Tierra
de Campos, se apoderó de los condados de Saldaña, Carrión y Monzón en
la segunda mitad del 1029. Desde el año 1030 aparece rigiendo las tierras
del condado de Cea, «Regnante rege Sanctio in Ceia et rege Ueremudo in
Legione». El territorio de Cea además entraba dentro de su influencia, ya que
la madre de Sancho el Mayor era hermana del conde de Cea Pedro Fernández,
muerto alrededor del año 1028 Conquistó Astorga y León (1034).
Aunque durante mucho tiempo se consideró que Sancho se tituló Imperator,
se trata de una teoría que sostuvo en 1935 Germán de Iruña y fue seguida por
numerosos autores, tomando como base una moneda atribuida a su reinado con la
inscripción «Imperator» acuñada en Nájera. Pero dicha moneda sería un ejemplar
único, y actualmente se considera posterior a Sancho el Mayor, emitida durante
el reinado de Alfonso VII de León, por lo que la base que sostenía
que se intituló Imperator carece de fundamento.
El 21 de diciembre de 1034
Sancho restauró la sede palentina, encomendando a Ponce, obispo de
Oviedo, su organización.
Condado de Ribagorza
Aprovechó las dificultades
internas de Sobrarbe-Ribagorza para imponer sus intereses como descendiente
de Dadildis de Pallars y marido de Muniadona, que era nieta de Ava
de Ribagorza.
Las tierras de Sobrarbe,
asoladas por el califato, fueron incorporadas al reino de Pamplona hacia 1015. A la muerte de Guillermo
Isárnez de Ribagorza, entre finales de 1017 y comienzos de 1018, Sancho Garcés
se hizo con el control del territorio ribagorzano correspondiente a Guillermo
Isárnez, ya que su esposa era sobrina de la condesa Mayor. Esta, la rival de
Sancho al trono condal, vio sus aspiraciones frustradas por las rápidas
maniobras militares del rey pamplonés, que le permitieron hacerse con la mayor
parte del condado en el 1017-1018. Casi todo resto del territorio correspondiente
a Mayor de Ribagorza por el reparto de 1010, fue incorporado por el
rey de Pamplona hacia 1025. El conde Ramón Sunyer conservó la orilla
oriental del río Noguera Ribagorzana y algunas tierras en la
occidental, que unió al Condado de Pallars Jussá. Sancho recuperó
asimismo algunas de las tierras de las que los musulmanes se habían adueñado en
la campaña del 1006 en el valle del río Ésera.
Taifa de Zaragoza
Sancho fue el principal
enemigo de la Taifa de Zaragoza, surgida del desmembramiento del Califato
de Córdoba y regida por los tuyibíes. Los combates entre pamploneses
y zaragozanos fueron continuos, y de suerte alterna. Cuando murió el primer
emir tuyibí, Múndir I, en el 1022, Sancho aprovechó para apoderarse de
algunos territorios fronterizos, de escasa extensión, en la zona de Sobrarbe y
Ribagorza. La enemistad de los dos Estados continuó durante el reinado del
siguiente emir, Yahya al-Muzáffar. El principal logro de Sancho no fue
conquistar grandes territorios a los musulmanes, pues las ganancias de
territorio fueron mínimas, sino unificar los esfuerzos militares de los
condados que luego, con su hijo Ramiro, constituyeron el reino de Aragón y
erigir una poderosa línea de defensas fronterizas que permitió el aumento de la
población y la concentración de recursos para conquistas futuras.
Gascuña
Bajo su mandato el reino
cristiano de Nájera-Pamplona alcanzó su mayor extensión territorial, abarcando
casi todo el tercio norte peninsular, desde Astorga hasta Ribagorza.
A la muerte de Sancho Guillermo de Vasconia, conde de Gascuña y
con el que había mantenido estrecha relación, el 4 de octubre de 1032, trató
de extender su autoridad sobre la antigua Vasconia ultrapirenaica
comprendida entre el Pirineo y el Garona, aunque no lo
consiguió, al heredar el ducado Eudes:
Por el Norte, la frontera del
reino pamplonés está clara, los Pirineos (caso de haberse extendido la
autoridad de los reyes navarros hasta el Baztán, que es lo más probable, pero
que no se puede acreditar hasta el año 1066), y no se modificó. No es cierto,
pese a todas las veces que se ha dicho, que Sancho III lograra el dominio
de Gascuña (la única Vasconia de entonces, es decir, el territorio entre los
Pirineos y el Garona, en el que la población que podemos considerar vasca por
su lengua sólo era una minoría). El rey navarro únicamente pretendió suceder en
1032 al duque de Gascuña Sancho Guillermo, muerto sin descendencia, lo que
bastó para que en algunos documentos se le cite reinando en Gascuña. Pero la verdad
es que la herencia recayó en Eudes, como se dijo antes.
Reino de León
Las relaciones con León se
estrecharon gracias a la boda de una hermana de Sancho, Urraca Garcés, con
el viudo Alfonso V, que se celebró en el 1023. Aunque la nueva doctrina
canónica prohibía los matrimonios ente personas que tuviesen algún antepasado
común en siete generaciones, Sancho soslayó la prohibición para celebrar el
matrimonio.
En el 1028 murió Pedro
Fernández, el último conde de Cea descendiente de Fernando Bermúdez. No
quedaban descendientes masculinos, y el gobierno de la región recayó en Sancho,
ya que su madre Jimena era hija de Fernando Bermúdez.
A partir de finales del 1032,
aparece como señor de León y Astorga, probablemente por influencia de su
hermana Urraca, viuda de Alfonso, que debió de llamarlo en auxilio suyo y de su
hijastro Bermudo III ante las sublevaciones que se produjeron tras
morir el rey leonés. A principios del 1035, se retiró de los territorios
leoneses, que recuperó plenamente Bermudo, quien casó por entonces con la hija
de Sancho, Jimena Sánchez. A finales del año anterior, poco antes de
devolver el territorio a Bermudo, Sancho restauró el obispado de Palencia,
que había existido en tiempos de los visigodos, pero había desaparecido por
despoblación de la zona en el siglo viii. Encargó esta tarea a un monje
catalán, Poncio, obispo por entonces de Oviedo y muy ligado a la casa real
pamplonesa, que seguía la liturgia romana, y no la tradicional mozárabe,
símbolo de la relación de Sancho con las corrientes religiosas europeas del
momento.
Muerte
Falleció el 18 de octubre de
1035, aún bastante joven, sin que se esperase su muerte, pues el mayor de sus
hijos y heredero, García, viajaba por entonces a Roma para cumplir un voto que
había hecho.
Su lugar de enterramiento aún
constituye objeto de controversia, puesto que tanto el monasterio de San
Salvador de Oña (Oña) como el panteón de los reyes de San Isidoro (León)
tienen tumbas que afirman corresponder a este monarca y hay fuentes escritas
que documentan ambas tesis. Aun así, la mayoría de los historiadores
consideran que Sancho está enterrado en Oña. Según Martínez Díez, fue su hijo
Fernando el que se encargó de trasladar el cadáver del rey al monasterio de Oña
y de presidir las exequias por el rey muerto. Su esposa le sobrevivió al menos
treinta y un años y falleció en el verano del 1066; para entonces ya habían
fallecido todos los hijos varones del matrimonio y probablemente solo vivía
Jimena, viuda del rey leonés Vermudo.
Reparto entre sus hijos
La Península Ibérica el año
1030, incluyendo el condado de Castilla durante el reinado de Sancho III.
Antes de morir (1035) hizo
testamento según el derecho navarro, por el que el reino patrimonial de
Pamplona sería heredado por su primogénito, García, que gobernaría
directamente en Pamplona, más algunas tierras en Aragón. El condado de
Castilla —herencia de su mujer, pero vinculado al reino de León— fue repartido
entre dos hijos legítimos: a García le correspondió Álava y gran parte del
condado de Castilla (la Bureba, montes de Oca, Trasmiera, Encartaciones y Castilla
Vieja); mientras que Fernando, que ya había sido designado conde de Castilla en
1029, recibió un mermado condado de Castilla (la zona burgalesa hasta el
Duero). Y dependientes del rey de Pamplona fueron Ramiro, que recibió
tierras en Aragón y Navarra, y Gonzalo, que las recibiría en Sobrarbe,
Ribagorza y otros puntos distantes de Aragón. Así lo sostiene Philippe Sénac:
«On a longtemps supposé, à
partir de sources telles que la Crónica Silense ou la Crónica
Najerense, que Sanche III divisa son royaume entre ses fils selon des parts qui
reflétaient la hiérarchie des droits à l'intérieur de la famille royale.
Ramire, né avant le mariage de son père avec domna Muña, la fille du comte de
Castille, aurait reçu l'Aragon, puis, suivant l'ordre de primogéniture, García
la Navarre, Fernando la Castille, et Gonzalo le Sobrarbe et la Ribagorce. Cette
thèse repose sur un document daté de 1035, dans lequel Sanche III remit le
territoire aragonais à son fils Ramire, Loarre, San Emitier et les villas qui
en relevaient à Gonzalo, et Ruesta et Pitiella à García. Cette thèse fut
d'abord mise en cause par J. M. Ramos Loscertales pour lequel elle semblait
contraire aux traditions employées á l'époque en matière de transmission
successorale, puis définitivament rejetée par A. Ubieto. Selon cet auteur,
l'emsemble du royaume de Sanche III revint a García; Fernando reçut le titre de
comte de Castille, Gonzalo de regulus en Sobrarbe et Ribagorce, et
Ramire celui de regulus en Aragon».
Algunos autores como Tomás
Urzainqui sostienen que:
«Sancho III el Mayor no
tuvo que adjudicar nada a su hijo Fernando en forma testamentaria, ya que el
condado de Castilla lo había recibido éste, en 1029, directamente por los
derechos de su tío el "infant" García, derechos que habían correspondido
a la madre de aquél doña Mayor». De hecho, Fernando tras la muerte de su tío
García Sánchez en León aparece en la documentación como conde de Castilla:
«regnante rex Sancio In Legione et comite Fernando in Castella», «Fredinando
Sánchez comitatum gerente», «regnante gratia Dei, principe nostro Sanctio et
prolis eis [sic] Fredenandus comes».
Sancho el Mayor. Obra del
siglo XVII de Juan Ricci. Monasterio de San Millán de Yuso.
No obstante, la herencia de
Sancho el Mayor ha sido motivo de polémica entre los historiadores, dado que
algunos no aplican el derecho navarro a dicha herencia. Así José María
Lacarra afirma que:
«Lo cierto es que la
tradición jurídica pirenaica, establecida ya en el siglo X por la dinastía de
Sancho Garcés, se basaba precisamente en la no desintegración del Reino, es
decir, en transmitir al sucesor todos los territorios. En el Reino de Pamplona,
territorios distantes como Aragón y Nájera se mantienen bajo las mismas riendas
a la muerte de Sancho Garcés I (905-925). Ahora bien, aun cuando el
primogénito era el único que heredaba los bienes patrimoniales, es decir, el
Reino, con los acrecentamientos que éste hubiese obtenido, el deseo de dotar a
los demás hijos había introducido la costumbre de constituirles un patrimonio
con bienes territoriales que podían trasmitir a su herederos, aunque sin
desvincularlos del Reino, ya que éstos estaban sometidos a la fidelidad debida
al Soberano, y los bienes eran tenidos "sub manu" del primogénito».
El desmembrado condado de
Castilla heredado por Fernando I volvería a estar, tras la muerte de
Sancho, bajo la autoridad del rey de León, como pone de manifiesto la
documentación castellana, donde se sigue consignando el nombre y título del rey
de León.
Descendencia
De soltero tuvo un primer
hijo con Sancha de Aibar:
Ramiro I de Aragón (c.
1006/1007-8 de mayo de 1063), régulo de Aragón (tenido en aquellos
tiempos por bastardo), casado con Gilberga (Hermesenda) Roger de Bigorra (m.
1049) y con Inés de Aquitania.
Contrajo matrimonio con Muniadona
de Castilla hacia 1011, con quien tuvo cuatro hijos:
García Sánchez III de
Pamplona el de Nájera, rey de Pamplona (c. 1012-1054), casado
con Estefanía.
Fernando Sánchez el
Grande (c. 1016-1065), conde de Castilla (1029-1037) y rey de León (1037-1065),
casado con Sancha de León, hermana del rey Bermudo III.
Jimena Sánchez (1018-1063),
que contrajo matrimonio con el rey Bermudo III.
Gonzalo Sánchez (c.
1020-1045), régulo de Sobrarbe y Ribagorza.
Fuente: Wikipedia
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