«Hay también cinco
ermitas dedicadas a nuestra Señora del Villar
Santa Ana, S. Gregorio, purísima
Concepción y a Santa Lucía, parroquia del antiguo lugar de Araciel: antes había
dos más, la de S. Blas y la de santa Bárbara» escribe el DGH. Hubo más, como
vamos a ver. La Concepción, cuya cofradía se funda en 1536, es patraña de
Corella desde 1650, mucho antes que la Virgen del Villar. La ermita se levanta
entre 1561 y 1587, cerca del convento de Araceli. Desapareció en el primer
cuarto del siglo pasado.
San Blas, en el Montecillo,
debió de construirse a principios del XVI. Demolidaen 1588, la reconstruyeron.
El Ayuntamiento permite en 1692 que haya ermitaño y que éste pida limosna por
casas y eras. Arruinada para 1730. S. Gregorio existía en 1498, cuando unos
moros corellanos funden la campana. Estaba en el camino viejo de la calle de la
Merced al Villar. Ruinosa en 1757, desapareció a principios del XIX. (Corella
profesaba devoción á San Gregorio Ostiense, con cuya agua bendecía los
términos. En 1500, según se lee en Cuentas Antiguas, a los clérigos que fueron
bendiciendo los campos el día de S. Gregorio, les dieron de comer «congrio y
pescado y sardinas y garbanzos, pan, vino, que suma todo en universo XIV grases
y medio»). Santa Ana estaba junto a la actual fuente de Sta. Ana. Había una
torre, documentada desde el XIV. La ermita la fundó mediado el XVI Pedro
Fernández, sacerdote corellano. Ya tenía romería en 1560 y cofradía. Arruinada
a mitades del siglo XIX. Dos lienzos del retablo se conservan en Araceli. Tuvo
un ermitaño muy popular, Antonio Escalione, enterrado en 1606. Santa Bárbara
nos consta que existía en 1550, aunque hay razones para creer que databa de
siglos anteriores. Tuvo vivienda para ermitaño. En 1800, pese al DGH, el
edificio seguía en pie, como almacén. A comienzos del XX ocuparon su solar unas
bodegas. Santa Catalina -que el P. Villafañe dice ser la advocación antigua de
Santa Lucía, punto imposible- existía en 1358: a 20 de mayo firman en ella un ordenamiento
de aguas del Alhama. Arrese la sitúa donde el actual «cerco de ladrillo», lugar
de reunión de los de Alfaro y Corella, según documentación de 1433. San
Francisco, capilla en la torre de la puerta de Tudela, la levantaron en 1673
los vecinos del Barrio Bajo, y tres años después, la cofradía. Hoy la recuerda
una hornacina. San Juan Bautista era una capillita en el fin del Barrio Verde,
convertida por los vecinos en ermita en 1671. En 1730 la ampliaron los cofrades
de San Juan. En ella moría la procesión con la imagen de San Juanillo, en la
que bailaban los juangueringas. Es la última de las desaparecidas en la ciudad:
derribada en 1970, dejó el solar a la estación de autobuses. San Pedro,
existente durante el XV, la cedió el ayuntamiento a los carmelitas en 1595,
para que levantaran el convento. Fue templo conventual un cuarto de siglo y
ocupó su lugar el que vemos hoy. Santa Lucía de Araciel estaba en la Dehesilla,
como lo recuerdan la toponimia y el pequeño monumento de ladrillo levantado por
Andrés Arteta, que bajó la pila bautismal a la capilla de la casa que construyó
en el paraje. El castillo de Araciel, acaso de origen romano, tuvo crecida importancia
en la Edad Media. Ya en el 443 los bagaudas romanos y vascones descontentos de
la dominación y tributos godos fueron derrotados en Aracelli por Merobaudas. En
1046 es una de las trece villas que la reina Estefanía deja a su hijo Sancho.
En 1125 Alfonso el Batallador le da los fueros de Comago. Conocemos las
vicisitudes y alcaides del castillo hasta los capítulos de paz y concordia de
1436 suscritos por Juan II de Navarra y Juan II de Castilla, con ocasión de los
contratos matrimoniales de los infantes Blanca y Enrique. La iglesia pertenecía
a los canónigos de Tarazona, que nombraba el vicario. En 1566 el obispo Juan
González de Miniebrega denuncia el estado ruinoso de Santa Lucía. La villa de
Araciel vive al pairo del castillo. Tuvo aljama y morería e importancia -e l
jurado figura en 1328 en la carta de unión de ricoshombres infanzones y buenos
hombres-, pero sufrió mucho en la guerra con Castilla: se unen a Corella en
1342, de forma eventual. En 1414 estaba desolado. En 1448 el Príncipe de Viana
vende sus términos a Juan de Beaumont. En 1800 la basílica conservaba la pila
bautismal, sin uso. La imagen de la Virgen pasó a la basílica de Araceli,
construida en 1693 en el pueblo. Los Villares era lugar despoblado en los
montes comunes de Argenzón, disfrutados porTudela, Cintruénigo, Cascante,
Corella y Fitero. Pablo III concedió en 1549 al Ayuntamiento el patronato y el
nombramiento de capellán, mayordomo y ermitaño. En i 684 sustituyen la
procesión anual a Yerga por romería al Villar. Para entonces habían terminado
la primera fase de las obras, de 1625
a 1643, en que los maestros Miguel de Aroche y Martín
Cristóbal levantaron el crucero adosado a la ermita primitiva. Esta desapareció
en la segunda fase, de 1674 a
1697, llevada por Pedro de Aguirre y Francisco de Muro. Es iglesia de una nave
de cinco tramos, con crucero, cabecera recta y coro y tribunas laterales,
cubierta con bóvedas de medio cañón. Las pinturas son de 193 8. La campana de
la espadaña se fundió con el bronce un cañón arrebatado a los moros en Tetuán
por los corellanos Joaquín Morales de Rada y Gaspar de Goñi. El convento de
Pasionistas se fundó en 1899 y la primera piedra data del uno de enero
siguiente; reedificado a partir de 1962. En los Montes de Cierzo estaba la
ermita de Nuestra Señora de Mismanos, junto a las mugas que hasta el XVI
señalaron las lindes de Tudela, Corella y Alfaro. Allí en 1476 el conde de
Lerín y Mosén Pierres de Peralta confiaron a los reyes sus diferencias. Allá
también se reunían en 1718 regidores y mesteros a dirimir los cameramientos. En
1648 los de Corella llevaron la imagen a la parroquia de S. Miguel, para
aplacar la sequía. Disuelta la aparcería de Montes de Cierzo, Mismanos -que ya
en 1222 pertenecía al cabildo tudelano- quedó para Tudela. Los corellanos
afincaron la advocación, no la imagen, en el altar de S. Sebastián de la
parroquia antes citada.
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